CLAUDIO KATZ 07.Mar.20
Estados Unidos comandó el debut de la globalización, pero quedó muy afectado por sus resultados e intenta recuperar primacía con Trump. Esa restauración exige doblegar a China y reconquistar el dominio pleno de América Latina. El ascenso chino obedece a procesos objetivos, modelos antiliberales y cimientos no capitalistas. Podría ser un socio de la región contra el opresor del Norte.
La gravitación geopolítica de la coerción rehabilita la teoría del imperialismo. Pero sólo la versión contemporánea percibe la disonancia que opone a la mundialización económica con los estados y las clases dominantes nacionales. Esa mirada también registra el nuevo papel de las formaciones intermedias.
La etapa actual se asienta en el neoliberalismo, pero incluye variantes distanciadas de ese modelo. La experiencia latinoamericana clarifica esa complejidad. La nueva derecha canaliza parcialmente el descontento, pero en América Latina emerge como reacción al ciclo progresista. Las rebeliones en la región contrastaron con repliegue popular a escala mundial, pero en la coyuntura resurge una convergencia de protestas con sujetos y demandas semejantes.