Claudio Katz ::14.Oct.16
La concepción de Wallerstein se entrecruza con el dependentismo. Postula un modelo de sistema mundial de cinco centurias con pilares competitivos, ciclos seculares y hegemonías cambiantes. Retrata inserciones centrales, periféricas e intermedias en función de modalidades productivas y productos comercializados. Describe la misma polarización, estratificación estable y recreación del subdesarrollo que diagnostica la teoría marxista de la dependencia.
Pero los dos enfoques divergen en varias áreas. Los sistemas cerrados difieren de los contradictorios modos de producción. La previsión exacta de crisis terminales contrasta con la jerarquización de la dimensión político-social. La automaticidad de los ciclos largos se contrapone con la atención a la confrontación clasista y las tesis de pauperización absoluta se distancian de la gravitación asignada a las conquistas sociales.
También hay discrepancias en la inclusión del ex bloque socialista dentro del sistema mundial y en la valoración de las mediaciones antiimperialistas y las tradiciones revolucionarias nacionales. Es muy controvertido el registro de la emancipación como un episodio sólo contemporáneo e irrealizable en el pasado y persiste la polémica en torno a las estrategias políticas que prescinden del estado.
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