Comentarios al libro de Andrew Kliman “Reivindicando El Capital de Carlos Marx. Una impugnación del mito de su incoherencia.”


El pasado 6 de mayo, se organizó la presentación del libro de Andrew Kliman (AK), editado por la editorial española El Viejo Topo . Para la discusión fui invitado junto a Juan Pablo Mateo y el autor. La coordinación de la actividad estuvo a cargo de Guillem Murcia, uno de los traductores del texto de Kliman, quien actuó como interprete. Vale señalar que el texto y el debate en torno al libro de AK resulta de gran actualidad en este tiempo de ofensiva capitalista, contra el trabajo, la naturaleza y la sociedad. Esa ofensiva tiene expresión teórica en la avanzada de la corriente principal del pensamiento económico contemporáneo, especialmente de la “escuela austriaca”, sustentada en el pensamiento de Carl Menger (1840-1921), contemporáneo de Marx y que publicita su tesis hacia 1871, a pocos años de la publicación del Tomo I de El Capital en 1867.

Esas ideas expresan hoy la manifestación a ultranza de la concepción liberal en nuestro tiempo. Se trata de un fenómeno de alcance global y que en Argentina se presenta como novedad política (electoral) con la expansión del voto a la derecha autodenominada “anarco-capitalista”. El diario referente de la derecha y el poder económico local, La Nación, publicó el 8/1/2022, una nota del máximo referente del liberalismo ideológico en el país. Este autor defiende la propiedad privada en réplica a la potencial implantación de un impuesto a la herencia. En la nota, con una gran caricatura del fundador de la teoría revolucionaria, despliega una crítica a Marx desde las concepciones sustentadas en el Manifiesto Comunista de 1848. Resalta la crítica del nacido en Tréveris a la “propiedad privada”, resaltando los antecedentes de Robespierre y Hegel, e incluso la influencia sobre los “estatistas” contemporáneos, especialmente el Papa Francisco.

En la prédica y orientado a la discusión que anima el texto de AK, el escriba liberal sostiene: “Hasta se conjetura que el propio Marx se percató de su error, en cuanto a que su tesis de la plusvalía y la consiguiente explotación no la reivindicó una vez aparecida la teoría subjetiva del valor expuesta por Carl Menger en 1871, que echaba por tierra con la teoría del valor-trabajo marxista. Por eso es que después de publicado el primer tomo de El capital en 1867 no publicó más sobre el tema, a pesar de que tenía redactados los otros dos tomos de esa obra, tal como nos informa Engels en la introducción al segundo volumen veinte años después de la muerte de Marx y treinta después de la aparición del primer tomo. A pesar de contar con 49 años de edad cuando publicó el inicio de aquella obra, se abstuvo de publicar, salvo dos textos secundarios: sobre el programa Gotha y el folleto sobre la comuna de París.” Más allá de las imprecisiones (errores) sobre las fechas de publicación del Tomo II y el III, a cargo de Federico Engels, interesa lo conceptual . Según el escrito del líder de los liberales locales, el propio Marx no culminó sus escritos ante las incoherencias del razonamiento entre el Tomo I y los dos subsiguientes.

Es el argumento del “austríaco” Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914) en 1896, en donde alude al “error” de Marx entre las categorías de Ganancia y los Precios de Producción del Tomo III y la Teoría del valor en el Tomo I. El tema es tratado en detalle en el capítulo 8 del texto de AK y anima un debate entre marxistas en las últimas cuatro décadas. Aun cuando AK no enfatiza la polémica con los austríacos, es un tema relevante en el debate político y teórico por la disputa del consenso social en nuestros días, sea para la liberalización según pregonan los sectores dominantes del capitalismo contemporáneo, o para una réplica con perspectiva revolucionaria, muy necesaria para el desarme del “sentido hegemónico”. En el debate de la presentación del libro de AK, éste sostuvo que esta corriente liberal no escucha argumentos y solo sostiene sus falacias en un clima sociopolítico de descontento social ampliado, que aparece favorable para su prédica. El debate viene de lejos Vale considerar la discusión económica y política dentro de la socialdemocracia europea hacia 1899 a propósito del debate sostenido por Eduard Bernstein (1850-1932), en donde lo que aparece es el cuestionamiento a la teoría del valor de Marx, a la “idea” de trabajo abstracto, que es lo que permite el intercambio, la corporización del doble carácter del trabajo en la mercancía, como trabajo concreto y trabajo abstracto, como valor de uso y valor de cambio. Por ende, el centro en el proceso de producción de mercancías y con ello, la producción de valor y de plusvalor, que en el proceso de circulación reproduce la lógica de acumulación capitalista. Interesa el tema sobre esos viejos debates, porque llevó en su momento a la división de la tradición teórica y política inspirada en la teoría y práctica pregonada desde Marx.

Corrían tiempos previos a la primera guerra mundial (1914-18), y una vez desatada la conflagración se hizo evidente el parte aguas de las propuestas políticas en la izquierda de tradición marxista. Un proceso que tuvo impacto y consecuencias sobre la táctica y la estrategia para la revolución. Por eso importa volver sobre la teoría del valor y el plusvalor, de lo que AK nos explica en 12 capítulos, que solo se concentra en el tema de las “inconsistentes acusaciones de incoherencias” en El Capital. En efecto, el texto de AK aborda la cuestión de las supuestas incoherencias en Marx, para desentrañar los límites de una objeción más que centenaria, desde las críticas del economista ruso, radicado y profesor en Alemania, Ladislaus Bortkiewicz (1868-1931), quien, en 1906 presentó un enfoque sobre las incoherencias en los mecanismos de reproducción y la transformación de los valores en precios de producción.

Fueron tesis para que en sucesivas interpretaciones se objetara no solo la teoría marxista del valor, sino las formas de expresión en el mercado vía precios de producción y la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancias. El carácter tendencial de la ley supone la búsqueda de las contra tendencias para viabilizar el objetivo del capital en la ganancia y la reproducción del capitalismo. Ese enfoque se difundirá por el estadounidense Paul Sweezy (1910-2004) en su texto de 1942 sobre “Teoría del desarrollo capitalista. El “mito de las incoherencias” que deslegitima AK, adquirió fuerza en el debate académico y político hasta el presente, especialmente con las discusiones aportadas por Piero Sraffa (1898-1983) y los llamados “neo-ricardianos”, a propósito del problema de la transformación de los valores en precios de producción, ya en los años sesenta del siglo XX. Por eso importa destacar el debate entre marxistas desde los ochenta del siglo pasado. Se trata de más de un siglo de debates contra los críticos de Marx, y casi medio siglo de estudios y debates entre marxistas.

Resulta muy destacable la reflexión de AK a propósito del contexto histórico de la discusión, muy especialmente por la parálisis de los estudios de la crítica teórica provocada por el estancamiento y la vulgarización del marxismo en los procesos de gobierno a nombre del socialismo. Por eso interesa verificar la renovación del debate teórico que emerge con la dinámica de la ofensiva popular de los 60/70 y el surgimiento de una nueva izquierda. Ese ascenso de la lucha popular reabrió las discusiones sobre Marx y su legado, incluso, favorecido por la divulgación de varios trabajos inéditos del autor de El Capital.

AK relata la fábula de la estatua y el león, como expresión de la dominación humana sobre el resto de los animales, concluyendo que la recreación teórica de una crítica revolucionaria del capitalismo contemporáneo permitirá que los leones (las clases subalternas) dispongan del martillo y el cincel para explicitar desde el arte la perspectiva por la revolución. En el debate, AK destacó que el escrito fue realizado previo a la gran crisis del 2007/09 y que imaginó la generalización de la protesta social, algo que no se vislumbra en este 2022. En rigor, el interés en el estudio sobre la totalidad de la obra de Carlos Marx contrasta con la hostilidad desde la hegemonía académica y mediática, convocando a potenciar la difusión de los aportes de una obra que solo puede entenderse en vastedad y con las novedades que el tiempo histórico impuso al autor de El Capital.


Vamos a insistir que la polémica incluye a autores que se asumen en la tradición marxista, lo que exige aún más la lectura y el estudio de la inconclusa obra de Marx. Volver a Marx Hoy resulta imprescindible volver a Marx, no para una exégesis ni una repetición a-histórica de la letra en los textos, sino para aportar a la profundización de la comprensión de la totalidad (economía y política, cultura y sociedad) en Marx para la revolución, una categoría que hoy aparece lejana en el debate teórico y político. Las denuncias de “incoherencias”, sostiene AK, deslegitiman la teoría del valor y del plusvalor, el propio tomo I (el más leído, en general) socavando un elemento central del análisis: el trabajo social como productor de riqueza, por ende, de excedente y base de sustentación de la clase propietaria de medios de producción y del capitalismo. Si no es el trabajo, puede ser la energía o cualquier otra cosa, sostienen los liberales, sustentando su teoría subjetiva del valor.

En rigor, la pandemia hizo evidente la importancia del trabajo, ya que ante el cierre deliberado de la economía aparecieron como imprescindibles los trabajos, incluso aquellos que figuran entre los peores remunerados. A propósito de ello, Marx, en defensa del “valor” escribe a Kugelman el 11 de julio de 1868: “Cada niño sabe que cualquier nación moriría de hambre, y no digo en un año, sino en unas semanas, si dejara de trabajar.” Traer a Marx a nuestros días supone actualizar la crítica al capitalismo, a la lógica de explotación y saqueo. Por ende, nos desafía a pensar en términos alternativos, en el trabajo emancipado, en la des-mercantilización y la organización social del trabajo sustentada en la autogestión, la cooperación comunitaria y toda forma de eliminación de la explotación del trabajo, al tiempo que se sustente la reproducción de la naturaleza. Por eso la importancia del texto de AK, que estimula un debate antiguo de gran utilidad para el presente, que interviene en la discusión sobre la construcción de alternativa política ante la ofensiva capitalista.

Buenos Aires, 9 de mayo de 2022

Publicado por Julio C. Gambina en 10:14