NONOSVAMOS, somos todo/as

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Es necesario que los "apolíticos" de hoy que sin embargo están haciendo política en las calles, formen un partido político amplio y plural pero con objetivos locales y nacionales comunes convirtiéndose en la mayor fuerza política del país. La "Democracia Real" que necesitamos es un sistema social sin excluidos y donde todos participamos. Repartir el trabajo entre todos los que lo necesitamos es un derecho y una necesidad.

El acceso al agua salubre es una necesidad humana fundamental y por lo tanto un derecho fundamental

La indignación popular crece en el mundo y lo sucedido hoy en Grenoble Francia es un ejemplo del carácter viral de este proceso histórico emergente que se expande como pandemia, ya es una corriente de opinión internacional. El colectivo TOMA LA CALLE: "Agrupación espontanea de ciudadanos y ciudadanas fuera de toda estructura política […] convoca a reunirse todos los días a las 20h00 en la Place Victor Hugo". Hoy 24 de mayo asistieron centenares de personas de los 531'440 habitantes de esta "pequeña" ciudad francesa mas cerca de Italia que de España, en su mayoría jóvenes estudiantes, trabajadores y desempleados.

El rechazo generalizado a los partidos políticos tradicionales quienes se han rotado en los sucesivos gobiernos de Francia y España nos dan cuenta que la indignación se vuelve masiva y mas satisfactoria que la resignación. El pueblo exige ser escuchado y participar en la vida política y económica del país. Nuestras democracias europeas ya no nos representan ni no nos sirven, y por mucho que se proteste no se ha logrado frenar hasta ahora las medidas antipopulares y recortes sociales. El "paquetazo" de austeridad impuesto a los europeos son bien conocidos y experimentados en América Latina, son las mismas políticas neoliberales del Banco Mundial y FMI que ya han causado numerosas explosiones sociales resultado del empobrecimiento del pueblo. Pero las luchas populares en rechazo al modelo capitalista de los jóvenes, estudiantes, trabajadores, desempleados, comunidades campesinas e indígenas han triunfado en numerosos países latinoamericanos, dando nacimiento a procesos democráticos pero revolucionarios.

En España como en Francia asistimos a una toma de conciencia del ciudadano común y especialmente de la juventud que no tiene en la actualidad una real oportunidad democrática de desarrollo social ni muchas perspectivas de un futuro digno. Tendremos que trabajar mas que nuestros abuelos y la inestabilidad laboral nos obliga a someternos a empleos en condiciones degradantes y mal pagados. Se forman asambleas populares en todas las grandes ciudades sin agenda definida previamente y se discute para buscar soluciones a nuestros problemas compartidos por la mayoría de nosotros.

Es necesario que los "apolíticos" de hoy que sin embargo están haciendo política en las calles, formen un partido político amplio y plural pero con objetivos locales y nacionales comunes convirtiéndose en la mayor fuerza política del país. La "Democracia Real" que necesitamos es un sistema social sin excluidos y donde todos participamos. Repartir el trabajo entre todos los que lo necesitamos es un derecho y una necesidad.

No hay razón para que un trabajador extenuado haga lo que dos trabajadores podrían hacer con mas ganas cuando hay millones de desocupados, y con mayor eficiencia y satisfacción si se repartieran las horas de trabajo, resolviendo de paso el desempleo. Repartir los beneficios generados por el trabajo recuperando la inmensa parte robada por los beneficios multimillonarios repartidos entre pocos accionistas capitalistas quienes ademas muchas veces son propietarios de corporaciones transnacionales es una meta que todos podemos compartir fuera de toda discordancia ideológica o partidaria posible.

Hay un pequeño grupo de parásitos, mafiosos corruptos, aceitando a miembros de todos los gobiernos del mundo para que los mismos respectivos Ministerios de Salud o de Protección Ambiental aprueben proyectos altamente contaminantes, riesgosos e innecesarios como los cultivos transgénicos. Nuestros gobernantes nacionales "democráticos" son constantemente involucrados en asuntos de corrupción con importantes corporaciones, y hasta la burocracia mundial, tal la OMS es acusada de exagerar los niveles de alerta sanitaria pandémica "máxima" en el caso de la gripe porcina a cambio de mucho dinero para permitir millonarias ganancias ilegitimas a consorcios farmacéuticos mas preocupados en el precio de sus acciones en Wall Street que en nuestra salud.

Recuperar la propiedad social de las empresas e infraestructuras tradicionalmente del estado regaladas décadas atrás en olas privatizadoras con el agravante de corrupción en todos los grandes remates, es una tarea que nos reconcilia a todos. Nadie bien pensante puede aceptar que el agua que bebemos sea propiedad de algunos privados y que ellos continúen enriqueciendoce. No es aceptable que la energía eléctrica necesaria para todos es el gran negocio de unos pocos, ya no se debe permitir que las comunicaciones sean tarifadas según nuestro poder adquisitivo y mercantilizadas cuando es el resultado de investigaciones de muchísimos científicos y técnicos del mundo entero y de largo tiempo, siendo los mas grandes de ellos motivados por el desarrollo científico como medio para mejorar nuestras vidas cotidianas y no para engordar cuentas bancarias.

Recuperar el agua, la electricidad y las comunicaciones es un primer logro por el que todos, sin excepciones, nos beneficiaremos. En democracia se puede quitarle al estado para entregar a privados gigantescos bienes sociales y nacionales, en democracia también se puede expropiar las mismas empresas, infraestructuras, terrenos y devolverles su carácter de servicio publico.

"Caminamos juntos hasta la esquina y luego vemos nuestras diferencias". Recuperar el Bien Social es viable e indispensable, naturalmente ya se ha concretizado en varios países. No permitamos que nos dividan antes de lograr el primer objetivo: recuperar nuestra propiedad común y derechos básicos. Hay muchas maneras democráticas de fijar satisfactoriamente posiciones contrarias, por ejemplo el referéndum y la consulta popular, una vez recuperado estas empresas, una consulta popular podría definir quienes y como se ocuparan de administrar nuestros bienes públicos.

"Si no sumas restas", participa, !DEMOCRACIA POPULAR!

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ERNESTO / ALERTA ROJA